La pasaje de la mujer con el flujo de sangre nos muestra la magnitud del Poder de Dios que está en Jesucristo. Simplemente con un toque superficial y podríamos decir, clandestino, esta mujer es sanada. En el mismo momento que ella toca hay una descarga del poder sanador de Dios y la mujer inmediatamente recibe la sanidad que necesita, hubo una secreción inmediata en su organismo que selló ese lugar por donde se escapaba la sangre en su sistema.
Vemos aquí esta intervención fulminante de un Jesús que podemos decir que ni siquiera tenía en mente esto, claro que hay un misterio aquí acerca de la sabiduría, la omnisciencia del Dios que está perfectamente manifestado en Jesús que, de alguna forma misteriosa, no estaba planificando sanar a esta mujer. No sabemos si el pasaje lo que está queriendo enfatizar es que esta mujer, su fe es lo que desata el Poder de Dios pero el caso es que definitivamente no está esto en la agenda del Señor pero la fe de la mujer desata.
Es como prender un switch de una luz que no importa que lo hagamos poniéndole mucha atención o poca atención, el hecho de tú hacer moverse el resorte de la luz hace que venga energía, y así yo creo que muchas veces, la fe es algo misterioso que si está presente va a desatar el Poder y el mover de Dios.
Entonces el flujo de la sangre de esta mujer se detiene pero hay algo interesante aquí ¿no? esta mujer quizás pensaba irse anónimamente y ella sintió que ese poder de Dios invadió su cuerpo y ella dijo: ya conseguí lo que quería y ahora me escapo y me voy a mi casa sin que nadie me vea, pero el Señor se percata de esto, y esto es interesante ¿no?
El Señor pregunta en el versículo 45: "¿Quién es el que me ha tocado?". Él siente la descarga del poder, el estremecimiento de Su cuerpo cuando el poder sale de Él hacia ella y esto es algo muy bonito, muy misterioso ¿no?
Y entonces la reacción de los discípulos es: bueno Señor ¿cómo Tú dices que quién te ha tocado si todos te estamos tocando? la multitud está pegada a Ti, te empujan y van persiguiéndote a donde quiera que Tú vas, pero Él dice: No, alguien me tocó porque Yo sentí que poder ha salido de Mí.
De nuevo, muy interesante esta idea ¿no? de que aunque estemos dentro de una multitud el Señor se percata de los movimientos que salen de nosotros. A veces cuando estamos en la iglesia con mucha gente alrededor pensamos que somos como una masa anónima pero tenemos que entender que Dios siempre se percata de la adoración individual de cada persona. La omnisciencia de Dios es tal que Él puede discernir cada mover de cada corazón en una conglomeración humana.
La fe de esta mujer la distinguió. Así como muchas veces nuestra propia fe nos hace distinguirnos de la multitud de gente que está buscando algo de parte de Dios, la calidad de nuestro corazón, la persistencia con que buscamos al Señor, la humildad que ejercemos, la transparencia que tenemos delante del Señor, todas estas cosas, los movimientos matizados e ínfimos del corazón del hombre, todo esto Dios lo toma en cuenta y hace que nos perfilemos y salgamos de la multitud anónima.
El Señor se percató de ella por la gran fe que ella tenía y porque ella hizo que se moviera poder dentro de Él y entonces el Señor busca tener contacto con esta mujer. Yo creo que aquí vemos el corazón pastoral de Jesús, el hecho de que Él quiere tener contacto personal con nosotros.
No lo podemos ver a Él como una fuente mecánica de poder sino que tenemos que reconocerlo como ese ser personal que nos ama, que se compadece de nosotros, que quiere tener diálogo con nosotros, que quiere conocer nuestro drama, que quiere conocer los movimientos internos de nuestro corazón y de nuestra vida. Al Señor le gusta cuando venimos a Él y le hablamos con detalle acerca de nuestros dolores, nuestros goces, nuestros sueños.
A mí me encanta orar como converso con el Señor, de una forma detenida, informal donde le hablo de todas las cosas: mis sueños, mis anhelos, mis dolores, mis temores, mis pecados, mis luchas y yo creo que a Él le gusta escuchar de parte de nosotros aunque Él ya sabe de todas estas cosas.
Pero antes que esta mujer se escurriera a su vida anónima el Señor quiso darle tres dimensiones y quiso saber de ella, entonces esta mujer dice que le contó, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado. Qué bello testimonio ¿no?
Necesitamos testificar y hablar de las cosas que Dios ha hecho en nuestra vida porque esto resulta inspirador para los demás. Si esta mujer se hubiera ido a su casa anónimamente la humanidad se hubiera perdido de una de las grandes expresiones de la misericordia, del poder y la gracia del Señor Jesucristo, pero como el Señor la llamó a testificar de lo que Dios había hecho en ella hoy tenemos este bello relato que nos inspira y nos enseña muchas cosas acerca del amor y el Corazón de Dios. Que Dios te bendiga y hasta nuestra próxima meditación.
Fuente: Leon de Judà
Vemos aquí esta intervención fulminante de un Jesús que podemos decir que ni siquiera tenía en mente esto, claro que hay un misterio aquí acerca de la sabiduría, la omnisciencia del Dios que está perfectamente manifestado en Jesús que, de alguna forma misteriosa, no estaba planificando sanar a esta mujer. No sabemos si el pasaje lo que está queriendo enfatizar es que esta mujer, su fe es lo que desata el Poder de Dios pero el caso es que definitivamente no está esto en la agenda del Señor pero la fe de la mujer desata.
Es como prender un switch de una luz que no importa que lo hagamos poniéndole mucha atención o poca atención, el hecho de tú hacer moverse el resorte de la luz hace que venga energía, y así yo creo que muchas veces, la fe es algo misterioso que si está presente va a desatar el Poder y el mover de Dios.
Entonces el flujo de la sangre de esta mujer se detiene pero hay algo interesante aquí ¿no? esta mujer quizás pensaba irse anónimamente y ella sintió que ese poder de Dios invadió su cuerpo y ella dijo: ya conseguí lo que quería y ahora me escapo y me voy a mi casa sin que nadie me vea, pero el Señor se percata de esto, y esto es interesante ¿no?
El Señor pregunta en el versículo 45: "¿Quién es el que me ha tocado?". Él siente la descarga del poder, el estremecimiento de Su cuerpo cuando el poder sale de Él hacia ella y esto es algo muy bonito, muy misterioso ¿no?
Y entonces la reacción de los discípulos es: bueno Señor ¿cómo Tú dices que quién te ha tocado si todos te estamos tocando? la multitud está pegada a Ti, te empujan y van persiguiéndote a donde quiera que Tú vas, pero Él dice: No, alguien me tocó porque Yo sentí que poder ha salido de Mí.
De nuevo, muy interesante esta idea ¿no? de que aunque estemos dentro de una multitud el Señor se percata de los movimientos que salen de nosotros. A veces cuando estamos en la iglesia con mucha gente alrededor pensamos que somos como una masa anónima pero tenemos que entender que Dios siempre se percata de la adoración individual de cada persona. La omnisciencia de Dios es tal que Él puede discernir cada mover de cada corazón en una conglomeración humana.
La fe de esta mujer la distinguió. Así como muchas veces nuestra propia fe nos hace distinguirnos de la multitud de gente que está buscando algo de parte de Dios, la calidad de nuestro corazón, la persistencia con que buscamos al Señor, la humildad que ejercemos, la transparencia que tenemos delante del Señor, todas estas cosas, los movimientos matizados e ínfimos del corazón del hombre, todo esto Dios lo toma en cuenta y hace que nos perfilemos y salgamos de la multitud anónima.
El Señor se percató de ella por la gran fe que ella tenía y porque ella hizo que se moviera poder dentro de Él y entonces el Señor busca tener contacto con esta mujer. Yo creo que aquí vemos el corazón pastoral de Jesús, el hecho de que Él quiere tener contacto personal con nosotros.
No lo podemos ver a Él como una fuente mecánica de poder sino que tenemos que reconocerlo como ese ser personal que nos ama, que se compadece de nosotros, que quiere tener diálogo con nosotros, que quiere conocer nuestro drama, que quiere conocer los movimientos internos de nuestro corazón y de nuestra vida. Al Señor le gusta cuando venimos a Él y le hablamos con detalle acerca de nuestros dolores, nuestros goces, nuestros sueños.
A mí me encanta orar como converso con el Señor, de una forma detenida, informal donde le hablo de todas las cosas: mis sueños, mis anhelos, mis dolores, mis temores, mis pecados, mis luchas y yo creo que a Él le gusta escuchar de parte de nosotros aunque Él ya sabe de todas estas cosas.
Pero antes que esta mujer se escurriera a su vida anónima el Señor quiso darle tres dimensiones y quiso saber de ella, entonces esta mujer dice que le contó, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado. Qué bello testimonio ¿no?
Necesitamos testificar y hablar de las cosas que Dios ha hecho en nuestra vida porque esto resulta inspirador para los demás. Si esta mujer se hubiera ido a su casa anónimamente la humanidad se hubiera perdido de una de las grandes expresiones de la misericordia, del poder y la gracia del Señor Jesucristo, pero como el Señor la llamó a testificar de lo que Dios había hecho en ella hoy tenemos este bello relato que nos inspira y nos enseña muchas cosas acerca del amor y el Corazón de Dios. Que Dios te bendiga y hasta nuestra próxima meditación.
Fuente: Leon de Judà
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